Nuestro cuerpo suele ser un gran desconocido, casi tanto como nuestra mente. Solemos maltratarlo, con excesos, atracones, privándolo de agua, de  sueño, con  alimentos que lejos de nutrirlo lo enferman y estas elecciones van apagando su energia y su salud. Y en otras ocasiones lo dejamos largas horas de trabajo sin comer forzándolo a dar su máximo sin alimento alguno.

En el cuerpo se esconden todas las emociones del pasado, las palabras que no se han expresado, ira, depresión, ansiedad son emociones que ademas de enfermarte provocan un vacío en el estomago aún después de comer. El dolor y las molestias son susurros de tu mente que se han manifestado en el cuerpo. Son emociones escondidas que quieren ver la luz. Quizás lo que deseas expresar es que te sientes triste, enojada, sola o decepcionada.  Sea cual sea la emoción atrapada, que no has dejado salir  dale un lugar, busca dentro tuyo hasta encontrarla y permite que salga.

Permítete ser vulnerable, acepta lo que está pasando dentro de ti, reconoce la emoción, de que sirve ignorarla? Deja de  huir , siente  las diferentes partes de tu cuerpo, siente la diferencia de aquellas partes que te molestan y las que no. Agradece al dolor te  ayuda a conectarte contigo misma, a saber que esta pasando dentro de ti, es tristeza,  miedo,  soledad,  es el niño o niña que fuimos y que sigue habitando en nosotros. Tu cuerpo refleja las heridas del alma, las heridas que la niña no ha sanado, y cada ves que piensas en ese dolor lo vuelves a revivir, vuelves a traer el pasado en el presente una y otra vez y a eso se le llama sufrimiento. ¡ El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional!

Te voy a dejar que hagas esta meditación en tu casa:

Este es el mejor momento para comenzar a observar nuestro cuerpo físico, En este instante, observa tu cuerpo… haz un repaso por sus partes, comenzando por la cabeza, el cuero cabelludo, los ojos, orejas, nariz y boca… no pienses, solo ve  sintiendo  cada parte… Continúa por tu cuello, tus hombros, brazos y manos… Observa tu pecho, tu abdomen y la espalda en toda su extensión, siente tus glúteos y piernas, los muslos, rodillas, pantorrillas y pies… siente tu cuerpo en toda su extensión.  Mantén tus ojos cerrados y HABLA CON EL DOLOR,  conecta con aquellas partes que te molestan. Y  centra toda tu atención en la molestia, en el dolor… no huyas de él, reconoce su presencia y pregúntale por qué te acompaña, qué te quiere decir… dale un tiempo para que responda, su respuesta te puede llegar como una emoción, un pensamiento o una imagen… fluye con él… déjate sorprender. Puedes preguntarle todo lo que quieras, busca las respuestas que nadie te puede dar, que solo tú sabes. Cuando decidas que es suficiente, despídete de esa zona del cuerpo y agradece la sabiduría que ha compartido contigo. Dale gracias porque te permite  vivir esta experiencia humana, tu cuerpo te ayuda a crecer y a evolucionar.  Tu cuerpo es el vehículo que transporta un SER muy valioso, es el envase de tu alma, de tu mente y de tus emociones y todo esto es lo que conforma tu ESENCIA.