Llega Mayo, vestido de flores de colores y aromas que alegran nuestros días, mientras celebramos más que por tradición, por amor, al ser más especial que Dios nos regaló, para cuidarnos, guiarnos y amarnos en nuestro paso por este mundo y para toda la eternidad.

Este mes, definitivamente, quiero celebrar a mi mamá, a todas las mujeres de mi familia que son madres, a las tías, abuelas, madrinas, hermanas, primas, amigas, a las que están, a las que ya partieron pero dejaron huellas profundas de amor en nuestros corazones y a todas las valientes mujeres que se han atrevido a dar el don más preciado que Dios nos regaló: la vida.

Ser madre es una valiente decisión, es estar dispuestas a darlo todo por el bienestar y la felicidad de nuestros hijos, incluso si eso significa tener que estar lejos de ellos, porque la mayor bendición de una mamá siempre se encuentra en la sonrisa de sus hijos, en ser consuelo y fortaleza para ellos cuando la vida los golpee, en darles una palabra de aliento para que sigan adelante hasta ver sus sueños realizados, en sostenerlos y levantarlos las veces que haga falta, porque para nosotras, las mamás, nuestros hijos siempre serán nuestros chiquitos. No importa los días en que no los veas, o que no te llamen, no importa si no te envían un mensaje o una nota de voz por mucho tiempo, porque una madre siempre espera a sus hijos con los brazos abiertos, la sonrisa en el alma y la alegría en el corazón, ya que ellos son y serán siempre nuestro más grande tesoro.

Hoy doy gracias por mi madre Noelia, quien me ha enseñado a ser guerrera, valiente y a no rendirme nunca. Doy gracias también por mi abuelita Luisa Del Carmen, quien me enseñó a ser humilde de corazón y a sentirme valiosa en todo momento. Doy gracias por mujeres que me han apoyado y cuidado a lo largo del tiempo, escribiría sin duda infinitas páginas con sus nombres, sin embargo, quiero mencionar a mis tías Marne, Daysi y Evita por ser pilares en mi familia junto a mi madre, a Mary, mujer llena de virtudes que adopté como tía y finalmente, a una mujer muy especial, que en este país me ha apoyado desinteresadamente, regalándome sus consejos, su cariño, creyendo en mÍ y que siento como parte de mi familia, la Señora Alma Miralda, mi madrina como escritora. A todas ustedes quiero decirles que las respeto, admiro y quiero mucho. Y por supuesto, doy gracias a Dios por mis hijos Adrian y Michelle, porque cada uno de ellos tiene y sostiene una parte de mi corazón y son mis mayores motivos para seguir adelante.

A ti, que tienes a tu madrecita cerca, abrázala, bendicela, cuídala y agradece por su vida, y a todas las madres les deseo que se sienten afortunadas por el privilegio de dar vida, las invito a que se amen incondicionalmente, se valoren, descubran su grandeza y recuerden que el amor más importante es el que llegan a sentir por sí mismas, pues nadie da lo que no tiene, y al practicar el auto amor estarán fortaleciendo su bienestar, entonces, estarán listas para dar lo mismo a sus maravillosos hijos. Por último, recordarles que no hay nada tan poderoso en el mundo como las oraciones de una madre, e invitarlas a que oren por sus hijos cada día y pongan sus vidas en manos de Dios, para que Dios ponga su mano en todos los planes y proyectos de sus hijos. Que Dios las llene de salud, amor, paz, prosperidad y que tengan la dicha de estar cerca de sus hijos el mayor tiempo posible. Felicidades a todas las madres en este mes de mayo. Les dejo como siempre, una sonrisa para continuar el camino, que Dios las bendiga siempre!