La vida nos lleva por diversos caminos, crecemos, aprendemos a volar y llega la emoción de querer descubrir nuevas cosas, nuevos mundos, nuevos retos, con la fuerza de la juventud que tenemos en el alma, las ganas de vivir intensamente y sonreír satisfechos por los éxitos que vamos alcanzando y que hermoso cuando lo vamos compartiendo con toda nuestra familia que ahí está echando porras de lo que vamos logrando y de momento pensamos que ese bello escenario siempre va a estar ahí presente físicamente.

Pero de repente todo cambia, han pasado los años, quizá te fuiste muy lejos, tuviste que emigrar a otro país a otro lugar, de pronto miras hacia atrás y los recuerdos ahí están en ese pasado que ya no es igual. Mucha gente de tu familia ya no está para regresar y volver a vivir junto a ellos lo que tanto te llenaba, lo que amabas de verdad, un lugar, una casa, una familia, los amigos de la infancia, tu ciudad, aquella armonía que te abrigaba el alma.

El tiempo ha pasado, regresas la cara al presente y ves que estás viviendo una nueva historia aunque estés viviendo en el mismo lugar o en otro muy distinto a lo que formo parte de tu niñez y juventud, quizá porque te movió la responsabilidad, la necesidad, el deseo y las ganas de vivir una vida mejor y el universo perfecto te ha ido premiando con nuevas amistades, nuevas oportunidades, un mejor estilo de vida el cual viene acompañado por el amor y el esfuerzo que has puesto en ello. Pero de todos modos aunque bien te encuentres no dejas de sentir la nostalgia de un pasado tan tuyo.

De igual forma aunque añores ese pasado recuerda que debes tan solo valorarlo, agradecer por lo vivido y tener la valentía de crear nuevas alegrías en el presente del cual eres tan afortunado.

Es muy normal que todos en algún momento nos llenemos de nostalgia y abriguemos en nuestra alma los recuerdos del ayer, escuchando voces, imaginando las sonrisas de todos, la música, los momentos tranquilos, las carcajadas, los platillos del recuerdo, el aroma del café por las mañanas y todo lo que ahí ha quedado, ahora convertido en un suspiro lleno de amor.

En lo personal reconozco que siento nostalgia de mi ayer cuando llena de alegría subía las escaleras de la casa feliz y contenta en busca de mi cámara fotográfica cuando quería atrapar un mágico momento cuando toda la familia y amigos estaban allí en el patio disfrutando de una hermosa fiesta, ese bello escenario cuando todos ahí estaban, y ahora regreso y el patio está vacío, cierro los ojos y escucho las alegrías y carcajadas, momentos llenos de felicidad.

Demos gracias a la vida por la salud, la familia y por los nuevos encuentros con personas hermosas en cada lugar que vamos y porque cada una de ellas tienen en su corazón el núcleo principal del amor universal.